sábado, 17 de noviembre de 2007

Pelotas robadas

Derrumbaron la casa de la Emilia, hace tiempo lo hicieron. Ya no está la pared ni el portón que usabamos de arco. La vieja ya no roba las pelotas halladas en su patio, ni sale con la escoba a espantarnos. Hace años que murió su rabia. Los pibes ya no joden a la hora de la siesta, ni en su vereda, ni en la calle allá en mi barrio. Las ganas de correr tras un balón se fueron con ella cuando partió.

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